Pages

Cocinaterapia

Confieso que me deprimí.

Cuando se puso negro el panorama con la Universidad y el internado, perdía de a poco la fe en ese sueño importado de ser solvente, cuando me tocó ver tan de manos atadas como se me incendiaban los proyectos que habia priorizado; me deprimí.

Debo haber estado cerca de un mes asi, practicamente levantandome solo para ir al baño, y de mala gana.

No voy a entrar en detalles llorones sobre que tan mal llegué a estar, sobre que tan poco pude hacer o como se me enredaban las piernas en la frustación y terminaba siempre en el suelo.

Después de ese mes, busqué consuelo en la comida. Engordé y me sentí peor. Pero seguía consolandome con comida, asi que entre chocolates, empanadas de queso e indigestiones por ser tan puerquita, paso otro mes entero, quizás mas.

Entre tantas ganas de comer tantas cosas, cual pozo sin fondo, tratando de llenar con comida un vacío que no era estomacal; recurrí a mi cuaderno de recetas. Y se acabó el drama.

Mi tía me regaló hace un tiempo un cuaderno escrito a mano por ella, con las recetas familiares de mi infancia. Todas las comidas y todas las golosinas preparadas por mi bisabuela, mi abuela, mi tia y mi madre. Y ahora por mi. Todo el amor con que se las ingeniaban para alimentarme con o sin recursos. Todas las veces que me subieron el animo con una comida caliente cuando había poco o nada que hacer contra el caos de la pubertad y adolescencia; cada vez que paleamos la soledad, la tristeza o simplemente el aburrimiento con semola con leche; todas las celebraciones, y el gran evento de cocinar en familia dirigidos por mi abuela.

Le hice a Gonzalo un recorrido guiado por las comidas de mi vida, con sus historias y las de todas las peronsas que las prepararon alguna vez, en el pasado. Le hice un recorrido por mi infancia y por todas las cosas que ocurrieron antes de conocernos. Cociné todos los días, todo el dia. Cociné saludable y economico, rico y lleno de nostalgia. Y salí adelante. Se volvió una entretención, un viaje y sobretodo, una terapia.

Hoy me dió algo de bajón de nuevo, asi que convertí ese bajón en pimentones rellenos.
Y tengo ahora la panza calentita y llena. Y parece que el corazón también.


1 comments:

Mariposa en vuelo said...

¡Que hermoso, Violeta! Cuando grande, quiero ser como tú :)

Post a Comment